Reflexiones acerca de los procesos acontecidos en Catalunya como un reflejo del estado social a nivel global

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¿Qué piensas de la cuestión de Cataluña, sobre lo que ha pasado y el tema de la independencia?
En realidad, el problema no está en la independencia o no, sino en la falta de autonomía y de independencia interna que las personas tienen. Si esto estuviese en nuestro interior, simplemente seríamos hermanos, nos complementaríamos. Pero no sería una cuestión de bandos, no habría sensaciones de supremacía o de que hay unos mejores que otros. Esto simplemente muestra el conflicto con el que se vive, el conflicto interior, que sale al exterior: el conflicto de todas las situaciones, y muchas, que la Humanidad está atravesando. Esto representa toda la oscuridad y violencia que hemos ido creando y que, en este momento, van surgiendo en diferentes lugares del planeta, para que muchas personas comiencen a trabajar su violencia, sus diferencias y todo lo que ha pasado anteriormente.
¿Quieres decir que también hay factores históricos y personales?
Por supuesto. Aquí hubo una guerra civil, donde todavía no se ha ayudado a reparar y una dictadura que dejó secuelas en el funcionamiento de muchas personas. Y todo esto, que ha quedado en el interior, con mucho dolor, represión y enfado, hace que en siguientes generaciones muchas cosas surjan. Pues aquello que no se sana sigue estando y se sigue transmitiendo a otras generaciones.
¿Y consideras que ha habido mucha violencia en este conflicto? Ha habido todo este tema de acusar a la policía…
En realidad, no es un problema de la policía. La policía cumplía con su deber, aunque es cierto que no se tiene que utilizar la fuerza. Hay muchas maneras de ejercer la violencia, que muchas veces son sutiles y que no parecen violencia. Por ejemplo, en Cataluña, una votación, donde se forzó que la gente expresase… y aunque fuera algo anticonstitucional, porque no forma parte de las leyes, se votó y salió un “no”. Se volvió a forzar, otra vez, un referéndum, que ya había sido hecho. Evidentemente, esto ya sólo podía traer conflicto y ya estaba generando violencia en la base. Luego, puede parecer que los demás también son violentos y es más evidente porque vienen a poner orden. Por otro lado, el gobierno podía haber permitido la votación y como era nula de pleno derecho, simplemente no haber intervenido. Muchas personas no habían votado precisamente porque no cumplía las leyes del derecho. Si se hubieran buscado los términos legales, podía haberse dado sin tanta ruptura. Pero en realidad la violencia ya estaba y la forma de haber funcionado ya es violenta, porque sólo está mostrando el sufrimiento interior y la falta de solidaridad, la falta de comprensión y la falta de pensar en los hermanos. Y también muestra qué está pasando y qué puede pasar si se presionan cosas o se hacen las cosas sin contar los unos con los otros y sin un diálogo realmente previo. Y ya no importa qué bando lo haya hecho. Esto es un reflejo de los intereses. En realidad, las personas que están participando no dejan de ser personas que están cumpliendo los poderes fácticos de la economía mundial, que está más arriba y a los que les interesan las crisis, puesto que preparan durante años el terreno para que, en determinados momentos, apretando el botón o poniendo a determinados políticos, los cambios económicos que interesan simplemente sucedan. Si interesa tener una Unión Europea unida, se hace y se fuerza. Si interesa disolverla, se generan ismos en algunos sitios y así, de alguna manera, se contamina al resto del planeta. No es un tema de las personas: las personas tienen el corazón, o creen tenerlo allí, en sus causas, pero en realidad es un problema de no respetar al mundo, a la tierra. Y, con ello, salen divisiones en los países y en las economías.
El mundo entero es mi familia. Mi preferencia es la Humanidad, la solidaridad, la ascensión del planeta, el amor, la cercanía, la cooperación y la interdependencia, para fomentar un crecimiento económico, social y moral: todos aquello valores que fomentan el bienestar y no la depravación, el desamor, la competencia...
Dices que esto se había estado preparando desde hace tiempo.
Sí, incluso aquí, en los libros de texto, Cataluña perteneció a Aragón. Así me lo enseñaron y así tenía que ver con la historia. Pero muchas veces aquí, en la educación de los niños, había cosas en los libros de texto, que no estaban siendo realmente fidedignas. Y ya se crece con una idea distinta, que después puede generar que vengan los fanatismos o las falsas creencias. Entonces, cuando manipulamos la educación de base, esto afecta posteriormente a nuestras creencias sobre el mundo. En realidad, lo más sano sería tener todos los conocimientos y darse cuenta de que todos somos interdependientes.
¿Tienes alguna preferencia por España o por Cataluña?
El mundo entero es mi familia. Mi preferencia es la Humanidad, la solidaridad, la ascensión del planeta, el amor, la cercanía, la cooperación y la interdependencia, para fomentar un crecimiento económico, social y moral: todos aquello valores que fomentan el bienestar y no la depravación, el desamor, la competencia… Por ello me considero ciudadana del mundo y después, europea. Porque hay más unión, hay más países. En realidad, lo bonito sería no tener fronteras. Pero también sé que es difícil, dadas todas las guerras, todas las situaciones a lo largo de las épocas y de los tiempos y todo el dolor que venimos a vivir y toda la separación. Queremos atesorar lo que es nuestro pero se nos olvida que la interdependencia forma parte del crecimiento. Ningún país puede estar aislado. Estos días fui a Bután e incluso allí, donde han estado siempre cerrados y conservando sus tradiciones, hoy dependen de la India para comprar sus camiones, para hacer las carreteras y para tener un intercambio económico. De una manera u otra, un país depende de la fuente exterior. Así que, esa independencia de la cual se habla no es real. O dependerás de un banco o dependerás de unas inversiones o dependerás de otros países. En realidad, lo importante es que las cosas fluyan, que se respete las costumbres y las formas de vida y, con ello, los valores de solidaridad y riqueza. Apuesto por la pluralidad. Esa es mi creencia. Y más que creencia, mi sentir, pues se trata de sentir aquello que beneficia a todos y no los intereses de unos pocos que, al final, terminan en la codicia y el poder de los que dominan el mundo.
¿Cómo crees que ha afectado esto a la Humanidad?
Lo que pasa en un punto afecta a todos. Personalmente, como terapeuta, he visto muchas familias que han estado en crisis. Desde que he llegado, no he parado de trabajar traumas, traumas que hay dentro, en la sombra, que han sido un gran empuje gracias a esta crisis, para que estas personas puedan reconciliarse con su interior y darse cuenta de que todo ese dolor también formaba parte de todo lo que ahí dentro había. También he visto la preocupación económica porque tenían un bienestar. Por ejemplo, personas que han perdido el cincuenta o el setenta por ciento de las ventas, dado que no se quieren inversiones en lugares donde hay inestabilidad y donde hay división. Y personas que habían construído durante años una empresa y la están perdiendo en unos días. Esto tenía que ser seguramente de esta manera, porque hay dolor y conflicto interno, situaciones que no se sanaron. Y entiendo el sufrimiento de estas personas… Pero si realmente las cosas se hubieran podido hacer con diálogo y se hubieran podido hacer de una manera que respetase el marco legal, con los unos y los otros haciendo muchas quedadas, poniendo en común muchas cosas, posiblemente se podría haber dado salida legalmente, desde la democracia que somos y no de formas unilaterales, como se está haciendo. Porque al fin y al cabo, es el ciudadano quien está pagando. Y las personas que tienen puestos políticos siguen cobrando a final de mes y podrán retirarse bien… Pero estas personas que han construido a base de esfuerzo su riqueza, es muy duro que tengan que vivir estas situaciones, aunque también forme parte de lo que la vida les trae y desde ahí, todo está bien.
¿Hay algo que se pueda hacer?
Por supuesto: estar en paz interior, desear el bien al prójimo, no dividir en bandos, no crearse una inercia de uno mejor que otros. Porque si no, al final, unos quieren fastidiar a los otros y se produce más dolor, más conflicto, más guerra. Y no tiene sentido cuando tenemos hermanos, o incluso hijos o familiares, por diferentes puntos y que, a lo mejor con hijos que están estudiando en Madrid o en Zaragoza o en lugares cercanos, se tengan que crear estas fronteras, como si estuviéramos divididos y crear una sensación de separación, cuando todos venimos de un pasado común y nos estamos dando riquezas. Y aunque sean los países de al lado, no importa: Francia, Alemania… Muchas personas van a muchos sitios para crecer.
Has dicho que eres ciudadana del mundo. ¿Eso significa que podrías estar en otros sitios y disfrutar?
Esto significa que yo podría estar allí donde la vida me trate bien, donde tenga mi fluir, el amor, estabilidad en mi economía y mis relaciones… Estoy en Barcelona porque nací aquí y porque es el lugar que amo y donde he echado raíces. Eso no implica que siempre tenga que estar aquí o que podría ser el único lugar donde pudiera vivir, pues al fin y al cabo, el mundo es de todos y la tierra nos presta sus servicios y nos presta todo lo que tiene. Vamos regalados y se nos olvida. Creamos sentimientos de pertenencia y con ello no se puede evolucionar y crecer.
Los conflictos sirven para crecer y vivir una experiencia humana. Pero también sirven para muchos, que se enriquecen. En realidad, aquellos que se enriquecen se nutren del conflicto de la Humanidad.
¿Hay algo que puedas decir para que la gente no viva con tantas alarmas?
Sí, que creen su espacio interior, que tomen consciencia de que todo lo que sucede en el mundo exterior es porque dentro hay cosas por resolver, que es la oportunidad para evolucionar como Humanidad y generar cambios, quitando los píxeles que están dentro, con dolor y sufrimiento, para poder avanzar como sociedad, con humanidad. Pues si nos quedamos en la persona y no vamos hacia la Humanidad, muchos otros no crecen. Porque el crecimiento de uno es el crecimiento de todos y, con ello, el crecimiento de muchos lugares del planeta. Así que, en este sentido, que haya pasado esto en Cataluña también forma parte de que podamos saldar deudas internas, sufrimientos y cosas pasadas. No es algo que tenga que vivirse con tanto dolor y sufrimiento. Pero sí es algo que tenemos que atender entre todos, porque todos formamos parte del bienestar común.
¿Crees que hay más violencia en el mundo?
Creo que como hay más consciencia y han cambiado las frecuencias del planeta, inevitablemente surgen todos los conflictos que hemos estado atravesando, todo aquello que está en nuestro interior, y que requiere una transmutación para poder dejar nuestro interior con más visión y más amor.
Entonces, ¿es lógico que haya divisiones, que se busquen conflictos y separaciones?
La historia del hombre es la historia de la separación para volver a la unidad. Eso hace que la separación forme parte de lo que tenemos que vivir pero también de lo que tenemos que trascender. Este planeta no es nuestro, es todo prestado. Sin embargo, las personas lo atesoran y generan posesiones, naciones, divisiones e ideologías que están en la mente pero que nada tienen que ver con el vivir, con el compartir, con el florecer y con el ser. Son sólo ideas, creencias, ideas de supremacía, ideas de atesorar lo tuyo. Pero, en realidad, si no hubiera interiormente una separación, todo esto no sería vivido.
¿Quieres decir que no harían falta las naciones?
Quiero decir que la Humanidad es una, sólo una. Y, desde ahí, tendría que haber una sola nación, una sola política. Pero si realmente las personas estuvieran preparadas para una sola nación, ya no habría guerra en el mundo. Significaría que nos hemos liberado de la violencia y que somos realmente autónomos internamente. Por lo tanto, no necesitaríamos ninguna independencia, porque ya estaríamos complementándonos los unos a los otros. Cada uno estaría ocupando su función y su lugar y eso significaría la liberación de la humanidad, porque más personas tendrían esta autonomía en su interior. Y, ya no es ser pacifista, sino que es… amar, vivir en paz. Las personas no entrarían en lucha. Si la masa crítica fuera suficiente, no habría conflictos en el mundo.
Y ¿los conflictos sirven a alguien?
Los conflictos sirven para crecer y vivir una experiencia humana. Pero también sirven para muchos, que se enriquecen. En realidad, aquellos que se enriquecen se nutren del conflicto de la Humanidad. Se nutren de las fronteras, se nutren de las armas, se nutren de las políticas, se nutren de la religión, se nutren del consumismo, de la tecnología, de la diferencia, de la pornografía y de todo aquello que encadena al ser humano; de los fármacos creando enfermedades, de todas las cosas que no siempre sirven para que las personas sanen su interior. También se nutren de vender los alimentos que no generan bienestar al cuerpo. Eso hace que nuestra vibración baje nos alejemos de nuestro centro y que, por supuesto, traguemos. También se nutren de esclavizar al hombre, trabajando demasiadas horas, para que no tenga espacio ni lugar y que necesite rebelarse y así crear más división en el mundo, en lugar de pensar que todos somos hermanos, que todos necesitamos vivir en este planeta y que ¿por qué has de ser diferente por haber nacido en otro sitio? Ahí, cuando tienes la misma esencia, no tiene sentido pensar que lo tuyo es mejor que lo otro o que tú das más que otros. En realidad, no hay nadie que no necesite intercambiar o ser interdependiente con otros. Si una nación decide darse su lugar, se lo tendrá que dar dependiendo de otros y los otros de sí; pues incluso las células intercambian con el mundo exterior. ¿Cómo no vamos a intercambiar nosotros, que somos mucho más pequeños, a muchos niveles, y necesitamos tener recursos? Y esos recursos son como la malla social y ve a los demás como tus hermanos. Todo lo que tenga que ver con las supremacías, las naciones, las razas, la división de géneros y la creación de personas que son marginadas fomenta la división y el odio y, con ello, empobrece al planeta y degrada a la madre Tierra, que forma parte de donde vivimos y es quien nos acoge. Por eso, la no competencia, la colaboración, la solidaridad, y pensar en un mundo global forman parte del vivir desde el ser.
¿Significa que tú no te sientes de una nación?
Significa que estoy enormemente agradecida de vivir aquí, de pertenecer a este lugar que me ha acogido y que, por supuesto, llevo en mi corazón. Pero no descarto que pueda haber muchos lugares donde pueda ser acogida, vivir y disfrutar de cualquier sonrisa, de cualquier ser humano con el que me encuentre. Pues si lo miro desde el punto de vista del alma, hemos vivido en muchos sitios y en muchos lugares y en realidad pertenecemos a muchos sitios y a ninguno. Pues esto, simplemente, es un tránsito como otro. Y no conviene aferrarse a demasiadas cosas, ni siquiera a ideologías.
¿No crees que las ideologías unen a la gente?
Generan sinergias en un grupo, pero para unir a la gente, primero uno tiene que estar unido, para relacionarse desde esa unión. Si interiormente las personas no están unidas a sí mismas, con su propia confianza, con su propio arraigo, con su propia luz y su propio discernimiento, simplemente es una sobrecompensación, una forma de darse la fuerza que no tienen o de buscar una esperanza a través de esa unión.
Y ¿qué sentido tienen aquí los políticos?
En realidad, ninguno. Pero lo cogemos, porque nos venden esperanza. La esperanza que no está en nuestros corazones, la esperanza que no vemos en el mundo exterior, que tampoco está en el mundo interior… Compramos esa esperanza, necesitamos creer que eso va a cambiar algo y que, realmente, ellos van a escuchar al pueblo. Pero lo único que hace la mayoría es llenarse los bolsillos, buscar la erótica del poder, su economía y el sentirse especial. Pocos políticos miran por el pueblo. Y así, se puede ver reflejado en cómo está funcionando el mundo, pues sentirse poderoso y también tener más dinero forma parte de lo que la mayoría del ser humano no supera, pues no ve a los otros sino que ve sus propias necesidades de engrandecerse. Y a la política van principalmente esas personas. Por eso es difícil encontrar personas justas. Si sólo fuéramos justos por dentro, los políticos estarían exterminados. Habría líderes que representarían el pensamiento del pueblo, que serían simplemente un representante. Pero no tendrían ningún poder, ni serían más que aquellos a los que representan, sino que serían simplemente un portavoz y facilitarían que todo aquello fuera parte del vivir, pues la Humanidad estaría por encima, no los intereses personales, ni políticos, ni la venta de armas. Pues las naciones también facilitan ventas de armas y facilitan que las personas se enfrenten unas a otras. Y, por supuesto, gran parte de la economía, que se dedica a mantener las armas y los ejércitos, podría cambiar la estructura entera del planeta. Generar amor, generar luz, cubrir necesidades de otros lugares que, en realidad, son explotados por aquellos que necesitan seguir manteniendo el poder y la hegemonía. Por eso os hablo de la importancia de no dejarnos manejar por los medios de comunicación, por todo lo que se ve e ir más hacia el corazón y darnos cuenta de que, si estamos sufriendo o hay dolor en nosotros o hay inquietud, ansiedad o cualquier manifestación, es un reflejo de la necesidad de trascender nuestro propio dolor, nuestra propia violencia interior y, así, liberar al mundo de una parte de nosotros para darle algo que, en nosotros, refleje la luz que estamos consiguiendo.
Y ¿cómo podemos colaborar como Humanidad?
Aprendiendo a que la paz sea nuestra manifestación. No es que seamos pacifistas y queramos estar pendientes de la paz, porque eso es ir en contra de la guerra, sino enamorarnos del propio estado que nos da la paz, para saber que cualquier ser humano merece y necesita vivir desde ahí.
Y ¿no es lógico querer conservar lo tuyo?
Si las cosas simplemente fueran, no habría nada que conservar. Simplemente, habría la capacidad de compartir los recursos, administrarlos sin dañar a la tierra y sin dañar a otros. Sólo la persona es capaz de coger un terreno lleno de árboles, vallarlo y decir que se tiene que pagar la entrada. Puede utilizar los recursos que le da la naturaleza o las energías libres, a costa de explotar a otros. Ahora que tenemos las energías libres, no se van a dar al pueblo o a naciones o lugares donde la gente sufre y le faltan recursos; sino que se van a dar a las grandes explotaciones que ya estaban, con su empresa, ganando millones de euros para que sigan ganándolos. Porque ahora, se tendrá que imponer recursos que no dañen a la tierra, dado que estamos dañando al planeta y éste se está autodestruyendo por nuestra falta de cuidado interior y, por supuesto, exterior. Sólo las personas son capaces de tirar toneladas de comida cuando en otros lugares las personas se están muriendo; de pedirnos impuestos del sol, cuando el sol es algo libre; de ir poniendo cercados en muchos sitios, cuando la tierra no nos pertenece y simplemente nos está acogiendo. Cuando es un lugar gratuito, que no te pide nada, no solamente lo explotas, sino que juegas a explotar a otros y a ganar dinero con ello. Evidentemente, éste no es un mundo solidario. Pero ello no significa que no aprendamos los valores de la solidaridad, para cambiar el mundo. Y sólo cuando dentro tenemos solidaridad y raíces, consistencia e integridad, todo es posible.