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Reflexiones acerca de los procesos acontecidos en Catalunya como un reflejo del estado social a nivel global. Segunda Parte

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Esta crisis que está sucediendo, ¿crees que puede tener consecuencias económicas y políticas?

No es una creencia, es un hecho. Muchas empresas se están yendo del país. Fíjate que Codorniú llevaba en Cataluña desde 1551 y ha decidido cambiar de sede. Posiblemente después puedan venir otras como Freixenet. Son muchísimas empresas las que se van, continuamente y cada día. Pero eso entra dentro de que cuando nos dejamos llevar por muchas situaciones que están contaminadas por emociones, por creencias, por manipulación histórica, económica o política, etc.; por la influencia de falsos líderes, por intereses diversos, por manipulaciones en medios de comunicación, por un exceso de esclavitud, por una falta de solidaridad, por falta de escucha interior, por falta de trabajo, por falta de arraigo, por muchísimas causas que generan división y dolor, a veces no pensamos en las consecuencias que esto tiene… no solamente internas, para los que estamos, sino que generan división entre nosotros, que somos los que estamos conviviendo, generándose bandos, como si de un billar se tratara para colar las bolas. Pero la diferencia es que somos hermanos en convivencia y descuidamos la importancia de tener, entre nosotros, un bienestar y estar bien con todos. Y también se dan brechas externas, que afectan a todo el país, a Europa y a diferentes lugares porque lo que se mueve en un lado, son piezas que se mueven unas a otras, haciendo un efecto dominó. Y eso genera una falta de responsabilidad y un dolor que se expande y se extiende, generando más odios, más diferencias todavía y duplicando el sufrimiento para todos. Y, desde ahí, se crean la inestabilidad y el caos. Es lógico que haya repercusiones económicas, donde nadie quiere invertir en lugares donde hay inestabilidad. Eso entra dentro de proteger los derechos económicos y la estabilidad y también los derechos políticos y legales, pues todo está regulado por leyes y eso entra dentro de cómo nos relacionamos.

Toda crisis trae oportunidades que pueden ayudar a todos, para poder repararnos y continuar la convivencia, como estaba siendo: tranquila, ordinaria y pudiéndonos ocupar los unos de los otros, disfrutando de nuestras libertades.

Y ¿cómo está establecido el orden mundial?

Independientemente, ése no es mi tema. Pero sí es abanderar la tendencia al amor y la unión y no seguir fomentando odio, donde esto crece. Porque, por ejemplo, si gran parte de los negocios de Cataluña tienen que ver con exportar a otros lugares de España, eso repercutirá y dará consecuencias a esas personas o para las que reciben subvenciones europeas: esto también repercutirá en ellas. Y lo que afecta a uno termina afectando a los vecinos y todos estamos dentro de todos. El tema importante es buscar qué cosas – ya que muchos de los daños están causados – pueden servir para reparar, dar estabilidad y volver a la convivencia, pues hasta hace relativamente pocos días, había una convivencia. Y aunque esto también ha servido para que surjan los conflictos que se habían estado generando durante estos últimos treinta o cuarenta años, está bien, después, que cada uno contribuya a volver a generar aquello que da paz a todos y con ello también reparar posibles crisis y aprovechar esto como una oportunidad. Pues toda crisis trae oportunidades que pueden ayudar a todos, para poder repararnos y continuar la convivencia, como estaba siendo: tranquila, ordinaria y pudiéndonos ocupar los unos de los otros, disfrutando de nuestras libertades. Y sí, si quieren tener derechos, buscar la manera cohesionada, sin fragmentaciones y sin imposiciones, de buscar los medios legales establecidos para facilitar que muchas cosas cambien, uniéndose pero no dividiéndose y atendiendo a que no todos pensamos igual, ni funcionamos de la misma manera. Y eso es difícil en este mundo, donde las creencias, a veces, nos roban los momentos de ver más allá; pues en realidad, seguimos siendo una sola Humanidad y perdemos de vista ese hecho. Todo está creado y recreado, pero nada es tan verdadero, ni es la causa que uno cree. Las cosas van mucho más allá de nuestros ojos y hay demasiados intereses y demasiados estamentos manejando hilos como para que las personas realmente tengan tanta libertad. La única libertad real es la que ha empezado dentro, cuando uno se libera del miedo y siente el amor en su interior. Fuera de esta libertad, lo demás es un juego y cada juego tiene sus reglas. Si te las saltas, por un tema de gestión, hay penalización. Para cambiar las reglas del juego, tendríamos que cambiar todos por dentro y cambiar mucho, para hacerlo desde un lugar saludable, donde no haya ofensa, dolor ni imposición. Y aunque parezca que esté muy lejos y el mundo esté en conflicto, también es un momento de gran oportunidad para poderse dar todo aquello que uno necesita tener y poder sacar a flote los aspectos que estaban en conflicto. Y, con ello, hacer replanteamientos comunitarios de salud, de bienestar y de buscar lo que todos necesitamos. Separando más en pueblos, en naciones, en ideologías, lo único que seguimos consiguiendo es más de lo mismo. Lo que ya hay, la Humanidad, ha estado teñida de guerras y de cambios, es más de lo mismo. Y por ello es importante que el cambio venga desde adentro y no impuesto o amplificado por situaciones sociales de presión; pues éstas no dejan de mostrar la división.

Sí, que mientras estamos en conflicto, se nos olvida que gran parte de nuestras pérdidas vienen de habernos perdido en nuestra propia conexión y habernos desvinculado de este planeta Tierra y de sus cuidados.

¿Hay algo más que quieras añadir?

Sí, que mientras estamos en conflicto, se nos olvida que gran parte de nuestras pérdidas vienen de habernos perdido en nuestra propia conexión y habernos desvinculado de este planeta Tierra y de sus cuidados. Somos sus huéspedes y ésta no para de agitarse para intentar reparar el daño que le hacemos. Dañamos la tierra, dañamos los mares, las aguas, los animales y el planeta. Lo contaminamos, tiramos los plásticos. Se nos olvida que nos acoge y que, evidentemente, si no tratamos con gratitud a quien nos acoge, nos desorganizamos, perdemos parte de nuestra naturaleza, nos quedamos enganchados en muchos de nuestros conflictos y ello revierte en que vengan más catástrofes, más sufrimiento para todos. Pues es cuestión de todos ver al mundo como nuestra madre simbólica y como parte de nosotros, aceptar que nos acoge y tener una profunda gratitud por permitirnos todavía seguir viviendo aquí. Y, con ello, será más fácil respetar a las personas, a los animales o a todo aquello que nos sea proveído. Pues, al final, toda la desconexión, todo el dolor y todo el sufrimiento es un bumerán que nos vuelve. El odio sólo trae más odio y más guerra. El amor, lo único que pude traer es más amor. Así que contagiémonos de ese amor y hagamos un mundo colectivo, para que espiritualmente el planeta crezca, ascienda y el respeto forme parte del lema: “una tierra sin nadie pero con todos”. Que así sea para todos.

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